A todos nos encanta lucir una piel bonita en verano: bronceada, satinada, hidratada…y sana. Porque si bien el sol es un aliado de nuestra salud, tanto física como mental, también es cierto que las radiaciones, en concreto los rayos UV o rayos ultravioleta, pueden perjudicar a nuestra piel. 

 

¿Quieres conseguir ese bronceado ideal, sin correr ningún riesgo para tu piel? Pues  sigue leyendo 🙂

 

¿Por qué nos ponemos morenos?

 

La melanina es un pigmento producido por los melanocitos, unas células que se localizan en la epidermis. Y no es otra cosa que una defensa de nuestro organismo para proteger, no sólo la piel, sino también el vello y el cabello de los efectos de los rayos solares UV.

 

Los melanina se acumula alrededor de las células de la piel para protegerlas de las posibles mutaciones que los rayos UV pudieran provocar. 

 

Ya ves, tener la piel bonita en verano, con ese precioso color dorado que te encanta y tanto te favorece, no es ni más ni menos que una defensa. 

 

¿Cómo podemos asegurarnos de que la piel cumple con esa función defensiva a la perfección?

 

Para conseguir un bronceado perfecto no hace falta que tomes el sol todos los días. De hecho, tu bronceado será más intenso y bonito si alternas las sesiones de sol. ¿Por qué? Porque está comprobado que los melanocitos tardan un ciclo de 48 horas en generar la melanina. Por tanto, por mucho que tomes el sol todos los días, no te pondrás más morena y lo que puede pasar es que se altere el ciclo de los melanocitos y no lleguen a cumplir con su tarea protectora.

 

Evita las horas más duras de sol, es decir, no te expongas entre las 11:00 y las 16:00, que es cuando los rayos UV inciden con más fuerza. (Además, es cuando hace más calor)

 

Por favor, ponte protección: la cantidad que necesites, con el factor que necesites. Es de cajón, pero no sabes la cantidad de gente que no protege su piel cuando toma el sol y luego vienen los problemas.

 

Exfolia tu piel una vez a la semana. ¿Qué conseguimos con eso? Oxigenamos las células de nuestra piel, les ayudamos a regenerarse y potenciamos la microcirculación, con lo que las mantenemos más activas y productivas. Además prevenimos su envejecimiento. Yo utilizo el exfoliante de Compositum, ¡me encanta!

 

Procura tomar alimentos ricos en carotenos, una sustancia natural que se encuentra en muchos alimentos y que literalmente “fabrican” melanina. Las más famosas son las zanahorias, pero el tomate, la calabaza, el brócoli, el mango y la papaya también contienen gran cantidad de carotenos. Un batido de mango y zanahoria… mmmm… fresquito… toneladas de delicioso caroteno.

 

Recuerda renovar la aplicación de la crema protectora. Todos lo hacemos, ¿a que sí?. Nos ponemos el protector cuando llegamos a la playa pero luego nos bañamos y no nos lo volvemos a poner, con lo que la piel queda desprotegida. Si te da pereza con la crema, utiliza brumas o aceites, son más fáciles de poner e igual de efectivos.

 

Lucir un bronceado perfecto no implica estar horas y horas al sol. Con una hora y media o dos como mucho de exposición, es suficiente.

 

Sécate bien después de cada baño. Las gotitas de agua son microlupas que multiplican el efecto de los rayos UV sobre la piel. Pasa una toalla suave sobre todo por el rostro, escote y hombros.

 

Aplícate un cuidado post solar para devolverle a la piel la hidratación que ha perdido durante la exposición al sol. Tu piel estará más bonita y aterciopelada.

 

Una piel bonita en verano no tiene que ser necesariamente morena. Si tu piel es blanca y no consigues broncearla, no renuncies a ninguna de las medidas de protección con el fin de ponerte morena. Sólo conseguirás dañar tu piel. Cuida tu piel y protégela, recuerda que una piel blanca es tan bonita como una piel morena y puedes lucirla igual de suave y satinada.

 

Sigue estos consejos y disfruta de un bronceado perfecto y una piel sana y en total equilibrio. Y si tienes alguna duda, estaré feliz de atenderte en mi consultoría online, reserva tu cita gratis y sin compromiso y entre las dos haremos que tu piel luzca como nunca.