Una piel sana es una piel que refleja un equilibrio interior de salud tanto física, como mental. ¿Quieres saber cómo puedes potenciar la belleza de tu piel desde tu interior? ¡Sigue leyendo!
Nuestra piel es un órgano extremadamente sensible, no solo a lo que ocurre en su entorno, sino también y muy especialmente, a lo que ocurre en nuestro interior. La piel reacciona ante nuestras emociones y responde a ellas de una manera física, como por ejemplo cuando empalidece al sentir miedo o preocupación.
Para que nuestra piel se vea luminosa, clara, hidratada, es tan importante el bienestar emocional como el bienestar físico.
¿Qué es el bienestar emocional?
Es sentirse bien y en armonía, tanto con uno mismo como con su entorno. Esto, aunque pueda parecer que es de sentido común, en la práctica no es tan fácil.
El ritmo vertiginoso al que va la vida en general, el estrés, las preocupaciones, la incertidumbre, la frustración y el mal humor son compañeros en muchos casos mucho más familiares que la tranquilidad, la paz o el sosiego, por no hablar de la felicidad.
Y aunque parezca que la procesión va por dentro, lo cierto es que todo esto condiciona en mayor o menor medida, el estado de nuestra piel.
Muchas veces no podemos hacer nada para evitar sentir las emociones que nos “apagan”. Pero sí que podemos intentar compensarlas de la mejor manera para que no nos afecten demasiado y mantener la piel sana, equilibrada y bonita.
¿Qué podemos hacer para mejorar y fortalecer nuestro bienestar emocional?
Dormir bien. Dormir entre 7 y 8 horas, con un sueño tranquilo y reparador, es uno de los tratamientos de belleza más efectivos que existen. Reduce arrugas y líneas de expresión, hace desaparecer el aspecto cansado, disminuye bolsas y ojeras y la piel amanece tersa y revitalizada. Además, nos recarga de energía y buen humor. Después de dormir bien, ¡estamos listos para comernos el mundo!
Focaliza tu energía en el presente. Recordar es bonito, la nostalgia es reconfortante, pero en su justa medida. Y pensar en el futuro constantemente hace que no disfrutemos el aquí y ahora.
Vive el presente con intensidad, exprimiendo cada momento. Si lo haces así, aprovecharás mejor tu tiempo, serás más productiva y descubrirás esos pequeños instantes de felicidad cotidiana que compensan cualquier emoción negativa.
Trabaja el positivismo. Mientras que la negatividad drena tu energía, pensar en positivo te llena de ella. Cualquier cosa, por pesada que sea, resulta más fácil cuando practicas el optimismo. Además, genera efecto imán. Atrae la generosidad y el agradecimiento de las personas.
Conecta contigo misma. Y hazte caso. Las mujeres en general, priorizamos todo antes que nosotras: los hijos, el trabajo, la pareja, las tareas del hogar, los recados… todo es más importante. Y al final de la jornada llegas agotada y frustrada porque todo era más importante que tú.
Y esto no verdad. Tú eres importante. Hazte caso. Si te apetece irte de rebajas, vete. Si te apetece tomarte un vino, bébetelo. Y si no te apetece hacer nada, pues regálate un ratito de descanso, que seguro que te lo mereces. Escúchate. Mímate.
Vive con ilusión. Una cena a solas con tu pareja hace ilusión. Un viaje hace ilusión. Un vestido nuevo hace ilusión. Y que te salga ese bizcocho perfecto, y que un cliente te sonría y te felicite por tu trabajo y tantas y tantas cosas. La ilusión tiene el poder de iluminar la piel, de refrescarla y rejuvenecerla. ¿Te vas a perder semejante sérum natural? 🙂
En Aevum Natura , entendemos que tan importante es para la belleza de tu piel el hecho de tratarla, como escucharte, entenderte, conocerte. Por eso te ofrecemos nuestra consultoría gratuita de la piel en la que podrás contarme cómo es tu piel, qué haces para cuidarla, cómo la sientes.
Estaré feliz de escucharte y estoy segura de que entre las dos, haremos que tu piel se vea equilibrada, tersa y luminosa.